domingo, 8 de diciembre de 2013

Defendiendo en Usansolo

No puedo describirlo de otra forma. Mi estado físico no está en su mejor versión y hoy se ha superpuesto la fortaleza mental y la mala leche. Pero no adelantemos acontecimientos todavía. La razón se remonta al martes pasado, desde el que llevo dando candela a mi cuerpo a base de antibióticos porque un inafortunado resfriado con su otitis de líder han hecho de mí una piltrafa esta semana. Y eso se nota.

Desde la semana pasada ya me estaba encontrando mal, un poco de catarro, inflamación de garganta y algún quebradero de cabeza que, según creía, se iba a pasar en un par de días. No fue así y el martes ya tuve que ir al médico, con lo que soy yo, después de que pasara una noche en vela por culpa de un inoportuno dolor de oídos. El resultado fue el típico en estos casos: ibuprofeno y amoxicilina. Eso por parte del médico, yo me propuse además algo de descanso...



Pero no iba a tirar la toalla, ni mucho menos. Así que esta mañana me he presentado en la salida en Usansolo con ninguna idea en particular, más que acabar de la mejor manera posible. Entorno a 70 corredores han tomado la salida, si no era alguno menos y yo he decidido salir como siempre, aunque quizá se me haya ido de las manos un poco. Pronto he visto que mis piernas no iban a ir lo finas que me gustaría, pero mi mayor problema era la respiración, ya que con la nariz taponada se hacía complicado coger aire de la forma que estás acostumbrado. Primera vuelta y ya voy pasado de vueltas, valga la redundancia. Segunda vuelta y voy perdiendo posiciones de forma abrumadora. Tercera vuelta y pienso en la retirada. Pero no hemos venido a eso, y además nunca lo he hecho de esta forma. Hoy no era el día de tirar la toalla, era el día de la casta.



Así que he asumido dos cosas. Primero, mi error en la salida, si no estás bien no intentes ir donde crees que puedes ir cuando estás al 100%. Y segundo, si tu cuerpo no responde no es culpa tuya, ni de la planificación, ni de los entrenamientos, es culpa de tu salud que te ha jugado una mala pasada esta semana. Una vez asumido he corrido como yo sé. 



Dos vueltas para el final. Me descuelgo de mi grupo y miro hacia atrás. Algunos vienen y espero un poco a que mi cuerpo se asiente de nuevo. Así que corro a mi ritmo hasta que a falta de una vuelta me atrapa un corredor al cual puedo seguir durante toda la vuelta. No estoy con fuerzas de disputar la plaza así que miro hacia atrás de nuevo y veo que tengo hueco con el siguiente. 



El resultado es que vendo mi plaza. No importa, esto ha terminado, pero lo más importante es que se ha defendido. Entro en meta el 24º con 33:52 para los 9,6 km (no 10 como marca la información de la carrera), el año pasado en condiciones parecidas, aunque no de salud, hice 32:46. 



Está claro que no es mi posición. Lo malo es que no sé dónde está mi lugar este año y de cara a la semana que viene no me viene bien. No pasa nada, esto acaba de empezar. Desde luego que no todas las cosas vienen como queremos y hay que asumirlo. No estoy donde debiera y la salud no me permite comprobar dónde puedo estar. Así que voy un poco a ciegas y a verlas venir... No cabe duda que la Media de Vitoria será un examen interesante. ¡A por ello!




2 comentarios:

  1. Si corriste con la nariz taponada, igual acabaste con las manos pegajosas de mocos, no? Al menos es lo que me pasa a mí si voy a correr estando resfriado, jajaja

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  2. Emmm, no exactamente... pero sí que fue un poco guarro la verdad.

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