El pasado fin de semana volví a correr la clásica prueba donostiarra. Guardaba un gran recuerdo del año pasado y este, además, lo hicieron coincidir con el Campeonato de Euskadi de 10 km.
Tenía la idea clara de hacer una carrera rápida, ya que a esta prueba además de acudir los mejores fondistas vascos, también lo hacen los de nivel nacional. Además, una temperatura de 9º a la hora de la salida y la ausencia de viento prometían una buena carrera.
Tras un inicio un poco caótico, donde tardé unos 3 segundos en cruzar la línea, me coloqué en un grupo que consideré que iría a un buen ritmo. Y como soy algo diésel, me costó entrar en calor. Los dos primeros km son bastante llevaderos, y aún con la adrenalina a tope por una salida tan feroz tuve que hacer caso a mi intuición y hacerme a la idea de que iba a ser un ritmo duro hasta el final.
El primer paso por la cuesta lo hice a cola de un grupo interesante, sin dejar de seguir la estela conseguí ahorrar fuerzas y tras la bajada supe que era un buen día. Pasé el km 5 en 15:30, un poco demasiado rápido para lo que tenía en mente. Pero todo parecía fluir.
Casi sin darme cuenta llegué al segundo paso por la cuesta, y mientras veía como mucha gente iba cayendo de mi grupo conseguimos alcanzar al delantero, donde se encontraba un tal Toni Abadía, entre otros. Costó, y mucho. Pero quedaba bajar y 2 km a tope.
La última recta se hizo larguísima, lanzados por Abadía y alejados ya de un José Gómez de Arriba, Javi Menta y yo luchamos por conseguir nuestra nueva marca personal (31:06). Un premio inesperado, pero también buscado. A pesar de no ser un circuito completamente plano, es perfecto para buscar marcas, si el día acompaña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario