El pasado 30 de enero volví a hacer un duatlon en Reinosa. Pero esta vez la carrera era diferente, ya que se hizo junto a la prueba del llamado Triatlon Blanco. En nuestro caso, la carrera consistía en 5 km a pie por el pueblo y un segmento ciclista hasta la estación de esquí de Alto Campoo.
Aprovechamos el viaje para hacer un poco de turismo y pasar un par de días los 3 en familia. El día previo nos acercamos a coger el dorsal y de paso preguntar un poco sobre cómo iba a ser la carrera. El tiempo apuntaba más bien a bueno, por lo que frío no íbamos a pasar más que a primeras horas. Me hacía especial ilusión volver a correr en Reinosa, donde he podido conseguir un 4º y un 2º puesto en ediciones anteriores, en su formato de duatlon habitual. Este año además, volvía con el club que empecé, la S.C. Bilbaina.
Así, se dio el pistoletazo y como suele ser habitual, al no conocer a muchos de los participantes, fue ver cómo se hacía el grupo cabecero. No iba mal en los primeros metros, así que decidí marchar con Ibergallartu, al que no conocía. Menos mal que estaba apuntado a la prueba reina, porque el tío me llevaba demasiado rápido como para aguantar después el segmento ciclista...
Decidí hacer el resto del segmento a mi ritmo hasta que me alcanzó Manu Vega, del que quise despegarme poco antes de la transición para tener más margen y no liarla como de costumbre.
Pero para mi sorpresa hice la transición muy rápido y marché en solitario. Demasiados km como para ir solo, así que decidí no ahogarme y ser cauto hasta que me cogieran. Sabía que por detrás venían buenos ciclistas, entre ellos Dani Ibarrola, del que tengo buena cuenta de cómo anda.
Y así fue, porque a principio de puerto y con 11 km aún para llegar a la meta atacó consiguiendo una buena renta. Yo me mantuve en el grupo, bastante más cómodo de lo que estoy acostumbrado, y me sorprendió que nadie me siguiera cuando decidí ir a por Dani.
Yo que esperaba formar un grupo de caza y me vi solo frente al peligro, subiendo un puerto que no conocía y que para nada se ajustaba a mí. Pero iba bien. Y cuando uno va bien tira para adelante.
No fue hasta 4 km antes de coronar cuando atrapé a Dani, pero ya había gastado todas mis balas. Lo que sí sabía es que faltaba un último repecho, y aunque creía que iba algo mejor que él, enseguida se frustraron todas mis opciones. El Valverde de Zuia me dejó sentado en los últimos 600 m para saborear la victoria.
Yo iba desajustado, con las luces encendidas pero con fuerza para poder llegar tranquilo en 2ª posición, por delante de los duatletas Jose Ramón Fragueiro y Silvestre Conejo. Contento con mi rendimiento sobre las dos ruedas pero con dudas por la carrera a pie. Entendamos como dudas a que no rendí como esperaba, ya que sigo sintiéndome más atleta que ciclista... Dudas que, por otra parte, se despejarían una semana después en Ulia, donde si tengo tiempo, contaré la siguiente batallita.
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