Escuchar al cuerpo

Muchas veces nos encontramos en la situación en la que tu cuerpo parece que no va a más. Sigues entrenando y los tiempos ya no salen como tú quieres. Te cuesta entrenar cada día, los resultados no son lo que esperas. En resumen, se ve una disminución en el rendimiento, derivado de un agotamiento físico y sobre todo mental de nuestra actividad deportiva.

Lo cierto es que en mi caso, las pulsaciones matinales no bajaban y ese estrés físico se juntaba con el día de series, por lo que no rendía bien. Después de las series mi cuerpo no lo asimilaba y volvía a otro día de carga aún más cansado. Todo esto se va juntando hasta formar una montaña tan grande que no podemos escalar, una espiral que te iba arrastrando hasta la derrota. Algo así me ha ido sucediendo este último mes, por lo que "aproveché" un principio gripal para desconectar durante una semana. Siempre he sido partidario de "escuchar" a tu cuerpo. Con los años uno debe irse conociendo a sí mismo y saber donde está el límite.

Así pues, a los tres días de descanso el pulso matinal se estabilizó en los valores normales, pero no quise precipitarme, ya que aún estaba muscularmente algo tocado, por lo que decidí alargar mi recuperación otros tres días.

Uno de los factores más importantes en un periodo de descanso es el psicológico. Hay que recordar que no solo se descansa el cuerpo, también la mente. No hay que preocuparse con el entrenamiento programado, es mejor perder una semana que una temporada. Y a veces esa "pérdida" se puede volver a tu favor, ya que la frescura con la que vuelves a entrenar es la que no se tenía antes del periodo de recuperación.

En mi caso ha sido un descanso merecido y esta semana la he terminado con muchas agujetas, buenos tiempos por series y muchas ganas. Así que mi consejo es que, si os sentís más fatigados de la cuenta, os toméis un respiro, que no solo os ayudará a descansar física y psicológicamente, sino que además os ayudará a asimilar bien el trabajo de todos estos meses.