Pero este año es el único que podíamos ir, ya que mi pareja Saioa nunca suele tener libre estás fechas para poder hacer alguna escapada. Y la aprovechamos para llevar al peque al Parque de Atracciones y correr (yo) al día siguiente, la Vallecana.
Ya me dijeron que era la carrera más guapa que iba a hacer, y no es para menos, la disfruté y la sufrí a partes iguales, pero está claro que terminar en el campo del Rayo y la afición que mueve esta carrera está por encima de todas las que he corrido.
Pero vayamos por partes:
Nos alojamos en Alcobendas, que está como a una hora en metro del final de la carrera, por lo que la logística de ir con un niño de 5 años y una chica que en breve va a dar a luz, se volvía ya en sí una gestión complicada.
Me acompañaron hasta la salida, que está donde juega el Real Madrid, vamos, el Bernabeú, y mi hijo que es muy fan del fútbol en general (pero es del Athletic, que quede claro), ya estaba emocionado como su padre, casi casi.
Allí me quedé para empezar a calentar y dejar la mochila en una de las furgonetas que las llevaban a meta. Mientras, ellos se fueron hacia Vallecas.
Ambiente frío, pero llevadero. Boca seca y algo de cansancio, la meseta a un tío de costa causa estragos. Rápidamente entro en calor y me dirijo hacia el arco de salida. Todo muy bien organizado, y al ser la Carrera Internacional, menos aglomeración de la esperada.
Ya en la salida me puse a charlar con algún conocido como Majida, Alberto Díaz y Alfonso Mendoza. Una previa que sirve para quitar los nervios y pensar en lo que viene por delante: todo pabajo y subir el Alpe dHuez, como bien dijo mi buen amigo Alberto Arberas, conocedor de la prueba.
Se da el pistoletazo y tenemos una salida limpia, buena señal. Enseguida tras subir durante 300 m aproximadamente empezamos a bajar ligeramente, algo que me cuesta por cierto, ya que no estoy acostumbrado a que las piernas me vayan tan rápido...
Un repecho en el km 2 hace que pierda un grupo muy numeroso, que a la postre me hubiera venido muy bien. Pero ciertamente iba muy incómodo, y así continué hasta el paso por el km 5, que pasé en 15:22. Junto a mí iba Alberto, que creo que hizo un carrerón aunque el final se le atragantara un poco.
Fui yendo a mejor y el paso por el km 7,5 lo hice a una media de 3:04. Una pasada para mí, vamos. Aquí mi carrera iba muy rota y nos alternamos varios atletas en la cabeza de un grupito no muy numeroso que llegaría hasta el final.
En el km 8 empieza lo duro de verdad, un buen rampón de algo más de 1 km, donde pierdes todo lo ganado. Pero lo cierto es que yo adelanté varios puestos. Esta es la parte más bonita de la carrera, la gente está tan encima que parece una de esas etapas pirenaicas del Tour. Pelos de punta y piernas como estacas. Dureza y adrenalina a partes iguales...
La entrada al estadio es tremenda, y aquí bajé el ritmo para disfrutar del ambiente. No esprinté por un puesto ni una marca mejor, eso daba igual, estaba acabando la San Silvestre Vallecana. La mejor del mundo, dicen algunos. Y puede que tengan razón...
Para los curiosos, mi puesto final fue el 85° con un tiempo oficial de 31:52.
No sé si volveré, el año que viene desde luego será complicado, pero la experiencia desde luego que permanecerá imborrable.
Nos vemos en la siguiente. Urte Berri On!
¡Vaya ritmos! Urte Berri On! Gontzal.
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