A dos semanas de cumplir dos meses sin correr (no sucedía desde mi lesión de banda iliotibial en 2013) es hora de hacer balance. Pero lo más importante es que, dos meses no son nada si lo comparamos con varias temporadas seguidas sin sufrir lesiones importantes. No obstante, el cuerpo es sabio para muchas cosas, pero a lo que la forma física se refiere, pierde toda memoria en cuestión de semanas.
Me explico. Desde que me diagnosticaron la tendinitis paré mi actividad física de golpe durante 3 semanas. Tras varias sesiones de mesoterapia la cosa mejoró, aunque también pudo ser la inactividad. Y después de este periodo comencé a hacer 20 minutos de rodillo durante 10 días. Por lo que 3 semanas se convierten en 4 semanas y media sin hacer ejercicio. El cuerpo y su condición física, tan sabios los dos, deciden que también se van a descansar.
Una vez valorada la nueva situación, que se traducía que en bici no sentía dolor, comencé a "entrenar" un poco. Y así llevo un par de semanas. Saliendo 1h30 o 2h en función de las ganas y en definitiva, de la forma física. En estos momentos estoy alejado de cualquier versión de mí mismo.
¿Y por qué cuento todo esto? Porque en poco más de mes y medio comienza la temporada de duatlones, la cual (con más o menos carreras) no me he perdido desde que empecé en 2013.
No sé si llegaré a hacer alguna prueba, ni si este año sacaré la licencia para poder competir. De hecho, competir lo que se entiende por competir, no creo que lo haga de ninguna manera hasta dentro de mucho tiempo.
Aún así esta lesión me está haciendo pensar y si alguna vez puedo volver a correr, ya tengo en mi mente una planificación diferente a otras temporadas. Y es que uno va cumpliendo años, pero aún quedan retos por cumplir, y si todo va bien, podré seguir dejándolos escritos en este diario.