Esta es la crónica de una muerte anunciada. Lo normal, después de estar más de dos meses con molestias no se podía pedir más. Pero tenía que llegar como fuera a la cita, una carrera a la que le tengo un cariño especial, por ser la de mi club y por terminar en mi casa.
Siempre he disfrutado en esta carrera, y siempre he corrido muy rápido:
51:14 en 2014 y puesto 18º
51:40 en 2015 y puesto 21º
50:59 en 2016 y puesto 13º
Pero este año llegaba mal, lesionado, con pocos km y con ganas de que fuera mi última carrera del año. Y así fue. Pero no obstante la disfruté, intenté llegar más o menos entero, con más o menos dolor, pero tolerable.
Y salí rápido (3:09 en el primer km) y cerquita de la cabeza. Pero al finalizar la primera cuesta me quedé rezagado en el siguiente grupo, donde marchaban Joseba Larruce, Borja Peña, Iban Rodriguez y mi compañero Oskar Álvarez.
En este grupo iba cómodo, a un ritmo más lento de lo habitual en esta carrera. Hasta que me vine arriba a la altura de Lutxana, ya que veía que teníamos a tiro a Kike Sebastian e Ivan Arrate. Me sucedí en los relevos con Borja hasta que a la altura de Zorroza noté bastante dolor en el isquio. Esto junto a la falta de fondo hizo que perdiera unos metros insalvables.
Esperé a recuperarme un poco y en Olabeaga me alcanzó Oskar, que se había quedado anteriormente, y otro compañero del club, Pablo Maldonado. Intenté agarrarme para poder mantener una posición digna en la carrera. En este momento se sucedieron varias posiciones, conseguimos adelantar a algunos y otros, como Alberto Arberas consiguió adelantarnos a nosotros. Ni tan mal, pensé, estaba dando el callo a pesar de todo.
Y así, hasta que en la cuesta de Mazarredo las fuerzas me abandonaron definitivamente, pero no lo suficiente como para poder cruzar la meta junto a Oskar, lo que supuso un gran premio para los dos.
Invertí un tiempo de 53:12, entrando en el puesto 22º y 12º vasco (5º, 4º y 4º en años anteriores), a más de dos minutos del tiempo empleado el año pasado y en unas condiciones climáticas más favorables, lo que supone una pérdida enorme.
CLASIFICACION
CLASIFICACION
¿Y ahora qué? Pues ahora toca parar, el diagnóstico es claro: tendinitis. Es momento de reflexión, de estudiar qué ha ido mal, hallar el problema, después ponerle solución y más tarde entrenar para poder ser un poco mejor.
Paciencia. Volveré.
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