El pasado domingo se disputó esta tradicional prueba, más digna de guerreros espartanos que de corredores de fondo. Un lodazal era lo que nos esperaba en las campas de Sopuerta. Un terreno, como viene siendo habitual, propicio para las lesiones, difícil de correr y difícil de ver.
La salida se dio tarde, ya que para pasar la cámara de llamadas tuvimos que esperar un buen rato, empapados y muertos de frío para después ir haciéndonos a la idea de que la cosa no iba a cambiar mucho en carrera.
Y así fue, aunque es cierto que en ocasiones dejaba de llover. Pronto se formó un grupo cabecero donde Hassan Oubaddi e Ivan Fernández mantuvieron su pulso personal hasta la llegada a meta en solitario del primero. El propio Ivan reconoció no haber forzado después de sufrir una caída. Poco más le hizo falta para llevarse el 8º título consecutivo. Seguro que habrá más.
Yo por mi parte salí prudente, no quería arruinar mi preparación para la Media de Barcelona el próximo domingo. No obstante, tras los primeros compases de la prueba un corredor delante mío cayó y tuve que sortearle de la mejor manera posible. Fue la primicia de una carrera basada en los saltos de obstáculos y superación de gymkanas, giros de 180º y curvas contraperaltadas.
Mi estrategia era clara, aguantar y aguantar hasta que comencé a pasar a gente. En un momento me junté con Endika Donnay, que realizó la misma estrategia que yo y fuimos alcanzando más corredores. Cuando cogí a Igor Murga me vine ariba, con la esperanza de que termináramos juntos la carrera, pero por lo visto a él le pesó un poco más la dureza de la prueba.
A falta de una vuelta pude soltar a Endika y en una de las curvas citadas anteriormente me percaté de que un grupito numeroso se acercaba con rapidez. Por delante poco podía hacer, seguí siempre la estela de José Póveda, al que este año he tenido por delante, pero siempre a la misma distancia, por lo que la carrera me estaba yendo bien. Pero yo ya no tenía el cuerpo para mucho jaleo, las piernas me dolían y no encontraba un ritmo cómodo y constante. No me fijé más en lo que veía por detrás y me dediqué a ir lo más rápido posible hasta meta. Cualquier punto era importante para el club, aunque sabíamos que este año iba a ser imposible conseguir el mismo resultado que otras temporadas.
Así llegué a meta, con el mismo tiempo que Unai Uriarte, que casi me quita las pegatinas en la misma línea. Fundido, pero con la sensación de no haber corrido bien en ningún momento, y es que el terreno y el tiempo tan desfavorable no lo permitieron. Contento también por mi puesto (27º), que aunque no sea el mejor me permite coger mucha confianza de cara al domingo que viene.
Por otro lado las lesiones se fueron sucediendo hasta tal punto que el lunes ardían los teléfonos de la federación solicitando el paso por boxes. Así es el Cross en Euskadi, duro siempre y tan precario a veces.
Como siempre, eskerrik asko a los que vinisteis a animar, vosotros sí que sois héroes!!!
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