El pasado domingo participé en Basauri, en un duatlon que me vio por primera vez hace ya cuatro años. Entonces crucé la meta en 18ª posición.
Este año partía con muchas ganas, ya que el año pasado acabé con muy buen sabor de boca terminando 7º. Pero el día no acompañaba, no paraba de llover y todo parecía que iba a ser muy complicado. Lo primero que me vino a la cabeza fue el pasado duatlon de Barakaldo, donde el frío me dejó fuera de combate.
Esta vez se repitió el escenario casi calcado. El primer sector transcurrió sin problemas. Rodaba cómodo y las sensaciones eran muy buenas. Llegué junto con Julen Larruzea al box y cogí la bici en una muy buena posición. Enseguida Kepa Vallejo nos pasó al dúo que formábamos Xabi Tijero y yo, pero nosotros a lo nuestro fuimos acercándonos poco a poco a la gran tachuela de la jornada.
Allí abrió gas Xabi, mientras cogíamos a Dani Santacruz y yo me pegué a su rueda esperando que el ritmo bajara en cualquier momento. Pero Xabi es bueno, muy bueno, y me soltó de rueda, quedándome junto a Dani y Anthony Zarra, que nos seguía justo después. Y comenzó a llover.
Todos los que hayan participado en Basauri saben la dureza del recorrido, y su peligrosidad. Yo no ando fino desde que hace año y medio besara el suelo con la mejilla, y no estaba dispuesto a arriesgar. Pero iba decidido, aún no tenía frío y seguí a Zarra hasta que por detrás nos cogió un grupo muy numeroso donde destacaría Aitor San Vicente, entre otros. Tuve dos sustos en dos curvas y me quedé bloqueado.
Entonces comenzó mi calvario. La lluvia era cada vez más intensa y el frío se apoderó de mí otra vez, como ya sucediera en Barakaldo. Me descolgué poco antes de llegar a Zaratamo y otros dos duatletas me cogieron bajando y me soltaron también. Iba tieso. Volvía a pasarme gente y mis manos no respondían. Mis piernas tampoco. Hice solo el resto del recorrido y me bajé sin quitarme las zapatillas de la bici, ya no sabía ni qué hacía. Me dicen: "¿Te retiras o sigues?", "sigo, sigo, ya que he llegado hasta aquí..."
Pero el último sector no fue un camino de rosas precisamente. Primero fueron los calambres en los isquios, por lo que no podía correr. Ando un poco, paro, vuelvo a trotar. Bueno... A 5 min/km se va bien. Deseo que llegue la cuesta para entrar en calor. Algo entro y tiro hacia abajo con lo que puedo. Ya no quiero que me pasen más personas. Siento que por detrás viene alguien a toda leche, pero llega la pista, 300 metros a tope y ya está. Llego a meta en el puesto 22º, rendido y pensando en la ducha únicamente.
Un duatlon para olvidar, Dani además se cayó. No fue nuestro día, pero por suerte estamos todos bien.
Agradecer a todos los que vinieron a animar, que fue duro para ellos también: Kepa, Roke, Jesús y aita.
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