Primera prueba al Aire Libre de la temporada. Vuelta al "milqui", al medio fondo, o lo que considero como un sprint largo y tendido, desde salida hasta la agonía, y más si cabe, en una prueba de libre participación.
Una distancia que es como nueva para mí, no en vano, era mi segunda vez. ¿Cómo afrontarla? Para una persona que se siente cómodo con 21 km, 1,5 es verdaderamente una incomodidad. La calculadora ya la habíamos puesto hace unos días, a mi ritmo de 3000 es fácil hacer cábalas, pero llevarlas a cabo es toda una aventura.
Después de un fin de semana intranquilo, de poco descanso y mucho madrugue, llego a Basauri con la conciencia tranquila, con el miedo al sufrimiento y los deberes bien hechos. Cansado, eso sí. Allí me encuentro con Pedro, al que le pregunto cómo se corre una cosa de estas. ¿Alguien como yo que hace? ¿Salir a lo que me dé? ¿Conservar? A 1:08 la vuelta me dice. Cojonudo, hoy no llevo crono, aunque tampoco pensaba prestar atención.
Caliento con Rubén, le pregunto lo mismo. Parezco un novato, aunque en cierta manera lo soy. Ya en la pista miro a mi alrededor y veo alguna cara conocida, rivales que sé cómo rinden. Pero me pongo nervioso, se da la salida y yo el primero. Una vuelta entera, eterna, pero más rápida de lo previsto (1:06 me canta Pedro). Ya voy fundido, dejo que me pase alguien y me pongo a rueda. segunda vuelta, o lo que es lo mismo, 2:12 para el 800.
Todo esto se traduce en una pinchada seria. Me duelen los brazos más que las piernas. Me siguen pasando mientras pienso en recuperar algo, ¿pero dónde? La carrera se está acabando. Pues ale, 300 m a todo lo que me dé el cuerpo. Sorprendentemente paso a dos en la recta de meta y entro 4º con 4:17,09. Vaya calentón.
En definitiva, después de este resultado está más en mi cabeza que en mis piernas poder mejorarlo. La semana que viene Cto de Bizkaia, de Clubes e individual, una buena chapuza ¿doblaremos?
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