No estaba en los planes el formar parte del equipo que mi club iba a llevar a la Copa de Clubes, pero una baja de última hora me subía al carro en la prueba de 3000 m.l. Esta iba a ser mi segunda participación en la pista cubierta de Anoeta, y ya que se presentaba la ocasión, por qué no iba a poder atacar mi mejor marca. Todo dependía de cómo fuera la carrera y cómo se encontraran mis piernas.
Como el comienzo de las pruebas se daba a las 16:30, llegamos a Donosti una hora antes y a mí aún me quedaba un buen rato hasta mi prueba (18:15). Aproveché para tomar un café mientras me iba haciendo a la idea de la que me esperaba. En la lista de salida figuraban Aingeru Gutiérrez, ganador el otro día en el Cross de Bizkaia, David Maldonado, una joven promesa que va a dar mucho de qué hablar y Sergio Román, un veterano en esto de las carreras, entre otros. Vamos, que la carrera iba a poder ser muy rápida para mí. Por primera vez en mi vida me planteaba una prueba a un ritmo que podía ser por debajo de 3 min/km.
Después de disfrutar de varias pruebas me fui a calentar con mi compañero Rubén por las inmediaciones. Pillamos buena chupa de agua, pero llegué a la zona de salida bien calentito. Una vez que estás ahí dentro los nervios afloran demasiado deprisa. Tanto que se me olvidaba por momento cómo se ataban las zapatillas.
Ya en la línea de salida Othman Bougader llega tarde y le sacan tarjeta amarilla. Se da el pistoletazo y resulta ser salida falsa, ya que el mismo atleta estaba pisando la raya. No pasa nada, tarjeta verde para todos y esta vez sí, salida válida y a correr, o volar... En un abrir y cerrar de ojos estoy penúltimo, pero me las arreglo para adelantar una posición mientras pasamos las dos primeras vueltas a ritmo de 2:57. Un atleta se queda muy rápido y a Pedro Rojas no se le ve muy fino. Como esto es Copa de Clubes, importa mucho el resultado, así que procuro no soltarme. Primer km y 2:55, esto empieza a ser de locura. Othman empieza a perder ritmo y yo voy justo detrás suyo. Aprovecho para coger aire unas vueltas y me quedo con él. Él va perdiendo ritmo y una vuelta después del ecuador de la prueba decido adelantarle con todo lo que tengo. Cuando le paso veo que va mucho peor de lo que pesaba Así que me concentro a partir de ahí en mi carrera. Paso el km 2 en 6:00, tras un km rodando a 3:05.
En este momento me quedan 5 vueltas a la pista, pero el cálculo no es muy difícil de hacer, tengo que correr a menos de 3 min/km para lograr bajar de 9 minutos. Ya voy bastante tocado y me queda exprimir a tope lo poco que tengo. Por detrás está ganado, voy en 4ª posición y sin opciones de cazar a nadie más. Estoy solo en mi batalla personal contra el crono. Y cruzo la meta, en mi reloj pone 8:59,38, pero queda esperar al reloj oficial que finalmente marca 9:00,50.
Me voy con un buen sabor de boca, una nueva marca personal en la distancia (la anterior era 9:09,96 en la misma pista), pero sin la guinda del pastel, que hubiera sido bajar de esa barrera más psicológica que otra cosa, que suponen los 9 minutos. ¡Habrá que esperar!
En el apartado colectivo conseguimos la 5ª plaza de un total de 8 equipos, todo gracias a los atletas que se dejaron la piel, algunos en pruebas que desconocían y otros en las que llevaban mucho tiempo sin emplearse.
Por lo demás, esto sigue y toca recuperar para otro calentón en el Cross de Azpeitia.
¡Ni que las marcas fueran cuánticas! (si sabes lo que quiero decir...)
ResponderEliminarEnhorabuena, Gontzal!
Sé lo que quieres decir, y me ha hecho gracia! Cuánticas o no, la respuesta sensorial de cada uno creo que cuenta, y la mía es muy lenta por lo visto...
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