viernes, 26 de febrero de 2010

Temporal

El temporal que sacudirá mañana al País Vasco ha hecho que se suspendan todas las actividades al aire libre a partir de las 3 de la tarde. Mañana se disputaba la Carrera del Parque Tecnológico, una prueba que esperaba una buena participación, y que se iba a disputar sobre un recorrido de 10 km bastante duros.

Este hecho hace que piense en el próximo objetivo de cara a la preparación de la media maratón de abril. Será, en este caso, en la localidad de Erandio, donde se disputará el próximo 7 de Marzo (si las condiciones ambientales lo permiten) el Memorial Jorge Blanco.

Más allá de la competición quiero hacer una pequeña reflexión sobre este acontecimiento que se nos avecina. Y es que otro año más se repetirá un temporal de estas magnitudes, algo más típico del monzón, y que cada vez tiene menos vergüenza de azotar a los que pensamos que nos podemos librar. Siempre lo diré, el cambio climático es algo real, promovido en mayor medida por la actividad humana y su dejadez. Ahora, nos toca sentir en nuestra piel lo que nos hemos buscado. No será la última vez, me temo.

domingo, 14 de febrero de 2010

X. Bilbao - Bilbao

Esta mañana se ha disputado esta carrera popular, en la que el frío, el agua y en ocasiones la nieve han sido los protagonistas. La carrera se ha disputado sobre 10 km, más o menos... Mi marca ha sido algo peor de la esperada, ya que no me he encontrado bien en ningún tramo. Seguramente tenga que reducir mis marchas nocturnas los fines de semana si quiero hacer algo decente.

Mis ritmos por km han sido aproximadamente estos:

Km 1: 3:15
Km 2: 3:40
Km 3: 3:50
km 4: 3:51
km 5: 3:51
km 6: 3:56
km 7: 3:54
km 8: 3:50
km 9: 3:48
km 10: 3:45

En la meta: Puesto 42, con tiempo 37:52 (37:40 real), peor que hace unos meses en Portugalete... Se aprecia, en este caso, una mejora notable al final de la prueba.

miércoles, 10 de febrero de 2010

La soledad del entreno

Viernes 5 de Febrero, mediodía. Voy calentando poco a poco en mi rumbo habitual hacia la ría, asumiendo que será un entreno largo, con poca gente y sol. Mientras la temperatura corporal asciende lentamente decido incrementar el ritmo hasta conseguir una velocidad de crucero que me permita aguantar muchos kilómetros.

Poco a poco mi mente comienza a divagar entre recuerdos pasados y pensamientos futuros. Un momento de soledad que todo el mundo se permite al menos un rato en el día. Las cosas marchan, el ritmo es interesante, la cabeza está despejada, mi cuerpo me responde.

Veo a la gente pasear tranquila, sin ruidos, como si Bilbao enmudeciera ante la calma que nos ofrece el día. El sonido de mis zapatillas vacila al canto de los pájaros y al leve susurro de la orilla. Algún ciclista se suma a la fiesta de los sonidos repentinos. Pero todo es tenue y brillante.

Comienza el ascenso a Zorroza, la fábrica rompe bruscamente con mi letargo. Avisándome quizá de que no debo perder la guardia. Una mirada al reloj, un giro de cabeza. Todo sigue en armonioso orden. Llego al pueblo, unas obras impiden que avance con seguridad. Titubeo. Encuentro un atajo. Ya estoy en la acera, rumbo a Basurto. Todo vuelve a la normalidad, a la extraña normalidad.

De vuelta en la ciudad, los sonidos de Bilbao me comunican que he vuelto al mundo real. ¡Despierta! me dice. Hay que estar atento. bilbao es la ciudad de los semáforos, de los pasos de cebra, de los coche locos que llegan a tarde a ningún sitio. Decido bajar por el estadio de fútbol. "La Catedral" permance impasible al alboroto.

Vuelvo a bajar a la ría, por Euskalduna. Vuelve la tranquilidad, pero ya no pienso en el futuro ni recuerdo momentos pasados. Intento terminar el entreno y tomarme un leve descanso antes de subir a mi casa. Unos estiramientos saboreando el dulce momento que precede una tarde hermosa.

En total 14,3 km. Entrenar así es un placer.