Día duro el que se iba a presentar el pasado 8 de mayo en Zuia. La primavera, caprichosa, nos quiso brindar un día más propio del verano, lo que presagiaba una carrera difícil. Si además del calor, le sumamos un circuito sin un metro de descanso, ¿Qué más podemos añadir a este capítulo épico?
Desde que salió el calendario marqué esta casilla en rojo, en lo que iba a ser mi debut en la "media" distancia. Y me la marqué en rojo porque a priori iba a haber muy pocas carreras este año de duatlon, y así a mis 35 y pico era una buena manera de salir de mi zona de confort e ir buscando ya otro tipo de competiciones que sigan motivándome para entrenar.
Llegamos justo a tiempo para poder aparcar cerca de la salida, con un bol de arroz que iba a comer más pronto que nunca, la mochila llena de geles que apenas había probado y puñados de sales en los bidones. Cogí el dorsal y fui a por el café de rigor junto a mi amigo Javi Sánchez (que tambien cuenta su relato de la carrera aquí) y agua, mucha agua.
En el calentamiento pre carrera fui a ver el primer tramo de la carrera a pie, ya que discurría por diversos caminos y quería comprobar si mi pie hiperlaxo iba a sufrir algún incidente. Todo apuntaba a que sí, por lo que a la postre decidí que iba a ir con cuidado y con una zapatilla estándar.
Tras esperar un cuarto de hora en nuestro cajón de salida, debido al protocolo del innombrable, se dio la salida. Yo había calentado poco y sabía que poco a poco iba a ir encontrándome con mi ritmo, y además primero había que pasar esa zona de "trail", por lo que me vino bien salir "despacio". Pronto conseguimos hacer un grupo con el que fui prácticamente todo el sector.
Completé los poco más de 14 km a 3:39 de media en el puesto 9º. Hasta aquí todo bien salvo que ya empezaba a notar mucho calor.
Llegó la transición, y tras mis típicos problemas para calzarme las zapatillas pude por fin salir con la bici. Por delante nos esperaba un recorrido rompepiernas y bastante viento. Lo ideal, vamos. Con la boca seca salí decidido a mantener un ritmo constante, iluso de mí. Primera rampa y bien, que yo soy escalador, de los malos, pero escalador. Y así fui, controlando las subidas y acoplandome bastante bien en las bajadas.
Así fui lidiando, pasando a unos y pasándome otros hasta que se me salió la cadena de una forma muy extraña en una zona técnica. No conseguí meterla montado en la bici por lo que tuve que bajarme. Las cosas empezaban a torcerse. Así que bastante cabreado volví a montarme y quizá gasté algún cartucho más del deseado. Teniendo en cuenta que fue poco antes de la subida a Garate, quizá aquí se me escapó un poco la carrera.
No fue hasta que empecé a subir Aiurdin por segunda vez cuando me di cuenta que me estaba pasando factura todo el esfuerzo, y es que ya llevaba hora y media de tostada. Lo mejor de ser dos vueltas al mismo recorrido es que conoces lo que te espera. Y lo peor cuando vas mal es precisamente eso, que lo conoces.
Así que la segunda vuelta fue más un quiero y no puedo. Traté de no cebarme pensando en que tenía 7 últimos km a pie que iban a ser mi fuerte. Traté de conservar fuerzas pero estaba seco, bebí dos bidones, tomé sales, geles, todo lo que mi cuerpo aún admitía. Pero me estaba desintegrando literalmente.
Y aún así llegué a la T2 en el puesto 24º y con posibilidades reales de meterme en un top 20 que hubiera firmado en la salida. En este momento llegó el segundo incidente, y es que debí de soltarme el casco antes de dejar la bici y el juez me dijo que repitiera el proceso. Yo la verdad es que no era ni consciente de lo que hice, pero bueno, acatar la norma, protestar (que es muy mío también) y seguir adelante.
Me bajé junto a Haritz Garate y Gorosito, y pronto empecé a abrir hueco, y es que realmente me encontraba bien, no súper, pero bien. Me paré en el primer avituallamiento a beber otro poco y seguir. Empecé a notar molestias en el flato pero tampoco me impedía bajar mucho el ritmo. Poco antes del km 3 alcancé a Gorka Bizkarra, que ya mostraba signos de fatiga. No le entraba el aire me decía, y es que estaba siendo realmente duro. Le animé mientras iba hacia adelante a ritmo crucero. Y llegó el tercer incidente, pero no el menos importante, calambres en los abductores. Y tanto fue que tuve que parar en seco. Jamás me había pasado tan fuerte. Me costó un buen rato volver a caminar, y es que no me quedaba otra, o andaba hacia atrás lo recorrido o hacia delante. 3 km frente a 4. Pero después de más de 80 km no había duda.
Pasé unos cuantos minutos en una postura algo comprometida. Me golpeé fuerte a ver si aquello se relajaba, pero estaba complicado. Tras un tiempo que me pareció eterno empecé andando muy despacio y comencé a trotar un poco más adelante hasta el siguiente avituallamiento, donde ya volví a beber isotónico y agua. Allí recibí los ánimos de mucha gente que me animaron para poder volver a correr hasta la meta.
En 4 km me pasaron unas 12 personas, por lo que mi top 20 y top 30 objetivo se desvanecieron por completo.
Aún así acabé bastante contento, no puedo olvidar que es mi debut en la distancia y que en frío se analiza todo de otra manera, pero en definitiva creo que gestioné medianamente bien la carrera.
Y sobre todo, volver a competir con bastante gente animando en las cunetas, en el pueblo, y compartir 3 horas y media de esfuerzo y vieja normalidad con el resto de atletas, no tiene precio en los tiempos que corren.