Tras un año en blanco debido en una parte por la pandemia, debido a una lesión muy larga por otro, he comenzado oficialmente mi temporada. La primera de ellas fue el pasado 6 de febrero en la pista de Basauri y la siguiente en Vitoria, en la pista de Mendizorroza el pasado sábado 13.
Tras 13 meses sin pisar el tartán (la última vez fue en enero de 2020), volví a probar en la misma distancia que entonces: los 1500 m. No es mi prueba favorita, pero debido a las pocas competiciones que hay, y con los continuos cambios que nos llegan desde el gobierno, uno no sabe cual va a ser su última competición. Así que sin prepararlo mucho y en un día de perros salimos a ver qué pasaba en una distancia que solo he gestionado bien un par de veces. Por supuesto, este no fue uno de esos casos y tras una salida suicida liderada por Oier Irusta, las fuerzas fueron menguando hasta desaparecer por competo en la recta de meta.
El resultado: mi segunda peor marca en la distancia, solo superada por la primera vez que me enfrenté a la distancia hace 10 años.
Sin embargo, en Mendizorroza fue diferente. Las condiciones eran mejores ya que lucía un tenue sol y apenas soplaba viento. La distancia también era más acorde, y aunque no hemos preparado nada específico debido a la incertidumbre, se amolda mejor a mi. Especial ilusión me hizo reencontrarme con viejos amigos alaveses, aunque se echó en falta alguno.
De salida la estrategia era clara, tras hablar un poco con Gustavo en el calentamiento, un par de personas iban a intentar bajar de 16, que creía como algo factible, pero no fácil.
Tras una salida falsa por culpa del cronometraje, se dio la salida real. Enseguida se quedó en cabeza Marc Hurtado, seguido por el grupo en el que marchábamos Fiz, Gustavo, Unai, Ander y yo. Primer km en 3:09 y bastante cómodo. Esperé en el grupo, que parecía el bueno, pero tras un km en 3:13 y viendo que la cosa se ralentizaba un poco tuve que tomar las riendas y me lancé en busca de Marc que no sacaba unos 20 m. Tras el km 3 en 3:12 ya solo quedábamos Unai Ibarra y yo y las fuerzas iban bastante justas. Pedí el relevo mientras miraba el reloj calculando la pérdida tras cada vuelta.
No mejoró mucho la cosa y tras pasar en 3:12 el último km intenté acelerar con lo poco que me quedaba para intentar salvar los muebles. Aún tenía esperanza de bajar de 16 (algo que no ha sucedido desde el 5 de mayo de 2017) si hacía un último km rápido. Y bueno, rápido rápido no es que fuese, pero lo suficiente para poder parar el crono en 15:58.37, 2º y a 4 segundos tan solo de Marc Hurtado. Una pena que Unai no pudiera aguantarme esos últimos 400 m que le habrían hecho bajar de 16 también.
Contento pero con un sabor agridulce. Sé que tras 6 meses sin correr un metro, y sin contar los dos meses de confinamiento, no puedo pedir mucho más y lo cierto es que llegué en buenas condiciones, no puedo negarlo. Este es el punto de partida para lo que espero sea una temporada larga y sin lesiones.
Agradecer especialmente a Ruso y Eli por su hospitalidad y a todos los amigos que formamos parte en estas competiciones. Fueron 16 minutos más cerca de la vieja normalidad, la de verdad.