Ayer corrí en Portugalete otra prueba de 10000 metros, la tercera en tres semanas, y la tercera vez consecutiva que bajo la marca.
La prueba era la Gabonetako Krosa, 10 km llanos, ideales para intentar cualquier nuevo record individual. Y fue bien. Al menos la primera parte.
La carrera no salió tan rápida como esperaba así que perfecto. El ritmo en el grupo era fuerte pero no agónico. Pronto los más destacados siguieron su carrera solos. Yo seguí en mi grupo que me pareció ir perfecto.
El primer 5000 pasé con una marca de 17:09 (que por cierto, también es mejor mmp), a una media de 3:26 el km. Pero después llegó lo que no me esperaba...
No fue el hombre del mazo ni ningún desfallecimiento. Pasados los 7 km el grupo empezó a apretar y yo tenía piernas. Pero cuando pasamos una pequeña tachuela vi que mi respiración no acompañaba y llegó el hombre del flato. Un dolor que hacía tiempo no sentía, desde Abril para ser exactos y que me juré a mí mismo que nunca más me volvería a pasar. Pero el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Quizá fue el desayuno mañanero, el frío o yo que sé... No me rendí, aflojé el ritmo y dejé escapar el grupo, mi última esperanza para lograr una marca por debajo de 35 minutos.
En esos momentos iba 9º y fui cayendo, arrastrando la lengua en el asfalto, con un dolor insufrible. Esos dos últimos kilómetros me parecieron una maratón. La ventaja con los demás corredores se redujo tanto que me superaron 2 atletas.
Pero llegué, y batí otra vez mi marca. 35:04 marca el tiempo oficial, a 3:30 de media el km, inimaginable hace menos de un año. Contento pero con un sabor agridulce por no haber superado esa barrera de los 35 minutos. 11º en la general, 5º senior.
Ahora a pensar en el próximo objetivo: el campeonato de euskadi de cross corto. Aunque este domingo, como última prueba de preparación, iré a la Uralde, a ver si este año se nos da mejor que el año pasado.
